Tu reumatólogo es quien debe pautar una medicación, y ésta no será la misma siempre, sino que se irá modulando en función de los resultados que obtenga y de determinadas circunstancias como un embarazo o la lactancia, o una cirugía, entre otras.
Los antiinflamatorios no esteroides (que pueden ser tomados durante largos periodos) serán grandes aliados, además de corticosteroides para episodios concretos y sobre todo los fármacos modificadores de la enfermedad (FAME), que no sólo reducen los síntomas dolorosos de la artritis sino que sirven para reducir el daño en las articulaciones. Además, ahora contamos con fármacos biológicos, a partir de moléculas capaces de bloquear el mecanismo autoinmune que causa la inflamación, de forma que consigue parar los daños tanto en las articulaciones como en la piel. Su efecto será mayor cuanto antes diagnostiquemos la artritis psoriásica.
Los tratamientos biológicos han sido un avance enorme en el tratamiento de la artritis psoriásica, y en el conocimiento de cómo funciona la enfermedad. Estos tratamientos son específicos y modifican el curso de la enfermedad. Se basan en proteínas que se producen en laboratorio utilizando células de otros seres vivos, mamíferos generalmente. Los medicamentos biológicos para artritis psoriásica funcionan a través de anticuerpos o proteínas que inhiben mecanismos por los que avanza la artritis psoriásica. No pueden tomarse en pastillas porque, al ser proteínas, las digeriríamos y se degradarían, así que es necesario administrarlas por vía intravenosa (en hospitales) o subcutánea.
Dentro del grupo de fármacos biológicos, están aquellos que bloquean una proteína importante en la inflamación. Estos son los denominados anti-TNF.
Son muy efectivos tanto contra las manifestaciones articulares y cutáneas de la artritis psoriásica como contra otras manifestaciones que se pueden presentar a lo largo de la evolución de la enfermedad y que afectan a otras partes del cuerpo, como afectación ocular (del ojo). Dentro de los antiTNFs, no todos son igual de eficaces para todas las manifestaciones (consultar con el reumatólogo).
Algunos de ellos se inyectan vía subcutánea (sc, bajo la piel) y son fáciles de autoadministrar y otros necesitan ser administrados por vía intravenosa (iv), por un profesional de la salud.
Los tratamientos biológicos suponen un importante avance en el tratamiento de la enfermedad. El inconveniente que podrían suponer estos medicamentos biológicos es un mayor riesgo de infección, por lo que a veces puede ser recomendable que el paciente se vacune de determinadas enfermedades antes de someterse a tratamiento. Y siempre, siempre, vigilar cualquier síntoma de infección: enrojecimiento de la zona, fiebre, etc.
Las lesiones cutáneas pueden mejorar con fototerapia o fármacos que deberá indicar tu dermatólogo.
Es importante mantener el tratamiento y no abandonarlo ni en caso de mejoría ni si tienes la sensación de que “no hace nada”. Consúltalo siempre con el especialista que podrá modular la dosis o el tiempo de tratamiento, o valorar la sustitución de un fármaco por otro.