La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria autoinmune, lo que significa que se produce cuando el organismo lanza mecanismos de defensa como los anticuerpos contra sus propios tejidos (en este caso, las articulaciones). Como si tratara de defenderse contra un enemigo imaginario, el organismo produce la reacción inflamatoria que tendría frente a una agresión externa, dañando los tejidos y provocando un deterioro progresivo, si no recibe tratamiento.
La artritis reumatoide causa lesiones muy características que antaño parecían irremediables, pero las cosas han cambiado y los fármacos actuales pueden lograr la remisión de la enfermedad (desaparición de los síntomas). Para ello es clave el diagnóstico precoz de la artritis reumatoide, pues el tratamiento en esta fase podría cambiar el curso de la enfermedad.
Las causas de esta enfermedad son desconocidas y aunque no están claras, se conoce que existe cierta predisposición genética. Esta predisposición genética podría aumentar el riesgo de padecer la enfermedad, pero no provocan irremisiblemente la artritis reumatoide.
Entre las principales causas no genéticas de la artritis reumatoide está el tabaco, con mucha más incidencia que otras causas posibles.
Además, importantes factores ambientales pueden aumentar el riesgo, entre ellos existen determinadas infecciones que pueden desencadenar la enfermedad. Algunas de ellas, especialmente las de las encías y la boca, la llamada enfermedad periodontal (que es la inflamación crónica de las encías) se relacionan con la enfermedad. Por lo tanto, una buena higiene bucal y las visitas regulares al dentista son importantes.
El avance de la artritis reumatoide está ligado a los llamados “brotes” que en ocasiones se producen en los pacientes tras periodos de estrés, por lo tanto podría ser importante aprender a gestionar aquellos aspectos estresantes de tu vida para retrasar en la medida de lo posible cualquier empeoramiento.
Dado que por ahora prevenir el origen genético resulta difícil, es posible incidir sobre otros factores que empeoran la artritis reumatoide, como la obesidad o el tabaquismo.
El hecho de que la enfermedad sea tres veces más frecuente en mujeres que en hombres indica que existe un importante factor hormonal, por lo que en ocasiones la píldora anticonceptiva puede ayudar a la artritis reumatoide.
Hay muchas soluciones, entre ellas la fisioterapia, para mejorar los síntomas de la artritis reumatoide. Estas acciones deben estar enfocadas a proteger la articulación inflamada y reducir las consecuencias de la enfermedad. Estas medidas incluyen incluso inmovilizar la articulación para que descanse, especialmente durante los brotes inflamatorios. Otras recomendaciones son:
- Prevenir la pérdida de masa muscular: es esencial para mantener la movilidad de las articulaciones, así que tu fisioterapeuta podrá indicarte ejercicios para mover los músculos sin tener que movilizar la articulación en momentos de inflamación.
- Terapia ocupacional: algo cada vez más recomendado para las enfermedades reumáticas, ya que permite aprender movimientos más saludables y formas de movimiento no agresivas con la articulación.
- Vida activa, con amigos, familiares, ejercicio
- Dieta saludable: Es importante consumir alimentos saludables, balanceados y variados, preferiblemente de origen vegetal. Consumir vegetales, frutas y cereales reduciendo los alimentos grasos, ricos en colesterol, el alcohol y la sal y mantener el peso a raya.