Las espondiloartritis son un grupo de enfermedades reumáticas que presentan características comunes entre ellas. Se caracterizan por la inflamación de distintas articulaciones, entre ellas las vértebras (columna vertebral), las sacroiliacas (cerca de las nalgas) y entesis (zona de inserción en el hueso de un músculo, de un tendón o un ligamento; ej: talón). Puede ser de predominio axial (estaría ahí incluida la espondilitis anquilosante y la espondiloartritis axial no radiográfica) o de predominio periférico (ahí entraría la artritis psoriásica, la reactiva y la asociada a la enfermedad inflamatoria intestinal). Además se puede presentar espondiloartritis con predominio axial, pero que pueden tener también síntomas periféricos.
Espondiloartritis Axial: Afecta principalmente a la columna vertebral y articulaciones de la pelvis (sacroiliacas). Dentro de este grupo se encuentra la espondilitis anquilosante y la espondiloartritis axial no radiográfica.
- La espondilitis anquilosante tiene lugar cuando esa inflamación causa la rigidez y pérdida de movimientos en la columna vertebral, bien por falta de tratamiento, bien por haberse detectado demasiado avanzada o por la propia evolución de la enfermedad.
- Existe también la espondiloartritis axial no radiográfica (no visible en radiografías porque no hay osificación). En esa fase se debería aplicar tratamiento para que la enfermedad no avance, de acuerdo con el criterio clínico del médico (reumatólogo). Con ello, se podría evitar que se produzca la osificación de las articulaciones (momento en que el daño sí aparece ya en las radiografías) y por tanto su anquilosamiento o rigidez, y finalmente la disminución o falta de movilidad.
Espondiloartritis Periférica: Afectan sobre todo los brazos y las piernas.
- La artritis psoriásica es una enfermedad inflamatoria, crónica, autoinmune y no contagiosa, caracterizada por la inflamación en las articulaciones, principalmente las manos, las muñecas, los pies y las rodillas, asociada a lesiones psoriásicas de la piel (enrojecimiento y descamación).
- La artritis reactiva sin embargo suele debutar como un mes después de haber padecido una infección (normalmente gastroenteritis o infección urinaria y/o genital). Aunque lo normal es que afecte a adultos jóvenes, también se han descrito casos de niños y ancianos.
- La artritis crónica juvenil de comienzo tardío suele aparecer en varones de entre 8 y 10 años de edad, y tiene preferencia por las articulaciones de los miembros inferiores. Provoca entesis (zona de inserción en el hueso de un músculo, de un tendón o un ligamento) y suele evolucionar hacia espondilitis anquilosante.
- La artritis relacionada con enfermedades intestinales como colitis ulcerosa o Crohn aparece después de éstas, y afecta menos a articulaciones como la columna vertebral y más a las periféricas (codos, muñecas, rodillas).
Las espondiloartritis indiferenciadas se consideran un estadio precoz de la enfermedad que evolucionará hacia uno de los tipos anteriores sin un tiempo definido para hacerlo.
La espondilitis anquilosante es, como la artritis, una enfermedad mayoritariamente inflamatoria, y que también tiene un origen autoinmune. Esto significa que se produce cuando el sistema inmunológico ataca al propio organismo al que debería defender. La espondilitis anquilosante se engloba dentro de la familia de las espondiloartritis.
Comienza con la inflamación de las articulaciones que dan flexibilidad a la movilidad de la columna, produce dolor de espalda que, en ocasiones, irradia hacia las nalgas (hacia una de ellas o las dos), o hacia hombros y cuello.
La inflamación y el dolor dan lugar a que las articulaciones afectadas vayan “soldándose”, y la enfermedad provoca, si no se trata, una rigidez extrema que da a la enfermedad su nombre de “anquilosante”.
La enfermedad puede tener distinta evolución entre las personas que las padecen, así los síntomas son muy variables entre pacientes tanto en intensidad como en el tiempo (a lo largo de la enfermedad). Se suelen alternar periodos de actividad de la enfermedad, con periodos en los que se puede tener menos molestias.
Su nombre procede del griego: Espondilitis significa “inflamación de las vértebras” y anquilosis, “soldadura o atadura”. Se trata por tanto de una enfermedad crónica en la se inflama la columna vertebral y las articulaciones sacroiliacas, y que en ocasiones causa la rigidez y pérdida del movimiento.
Las lesiones que provoca esta enfermedad, si no se trata eficazmente, dan lugar a la denominada “columna vertebral de caña de bambú” o “columna de bambú”, ya que la osificación de ligamentos y discos intervertebrales producen una imagen en las radiografías que recuerda a los nudos característicos de la caña de bambú.
Dado que por ahora prevenir el origen genético resulta difícil, es posible incidir sobre otros factores que causan o empeoran la espondilitis, como la obesidad o el tabaquismo, así como el estrés o la ansiedad.
Es importantísimo advertir los síntomas para, cuanto antes, recibir un diagnóstico adecuado y el mejor tratamiento. De manera que si tienes:
- Menos de 45 años
- Dolor lumbar inflamatorio de más de 3 meses de evolución
- Inflamación de la entesis, dedos, úvea…
- Sientes fatiga general, fiebre sin infección…
- Dolor nocturno, que hace que tengas que levantarte
- Rigidez matutina, que hace que el comienzo del día sea difícil…
lo mejor es que acudas a tu médico de cabecera y se lo trasmitas, para que él tome la decisión de derivarte o no al especialista (reumatólogo).
Como en el caso de todas las enfermedades autoinmunes, las causas se desconocen, hasta el momento, aunque se está investigado mucho al respecto. Es probable que tenga un componente genético importante, sin embargo tener antecedentes familiares no determina necesariamente que se padezca la enfermedad. De hecho, sólo 1 de cada 20 personas con el gen aparentemente relacionado con la espondilitis anquilosante (HLA-B27) llega a desarrollarla, si bien el 90 por ciento de los pacientes que padecen espondilitis anquilosante cuenta con marcadores genéticos que predisponen a padecer esta enfermedad reumática (HLA-B27 positivo).
Salvo indicaciones previas de un especialista de la salud, no sería preciso determinar el HLA-B27 a todos los descendientes de un paciente con espondilitis o espondiloartritis axial, sino sólo a los que presenten síntomas inflamatorios en columna o en las articulaciones.
Dentro de esa incertidumbre que hace difícil la prevención, es remarcar la importancia de un diagnóstico precoz y de mantener hábitos de vida saludables. No fumar, mantener una rutina de ejercicio moderado, evitar el sobrepeso, no van a hacer ningún mal y si tienes antecedentes familiares de espondiloartritis, serían de mucha ayuda, y convendría introducirlos en nuestro día a día.
Además, permanecer atento a los síntomas puede contribuir a un diagnóstico precoz de la espondilitis anquilosante y/o evitar los llamados “brotes”, que podría evitar las secuelas de la enfermedad. El avance de la espondilitis está ligado a los “brotes” de inflamación y dolor, que se relacionan también con el estrés -un aspecto que se relaciona con las enfermedades autoinmunes de todo tipo- por lo que mantener a raya emociones negativas siempre es recomendable.
Una buena higiene postural para evitar que las articulaciones se deterioren antes de tiempo es también importante para aquellas personas que desempeñan trabajos repetitivos, sedentarios, etc.