¡Ya estáis en casa! Ahora vuelves a casa y te asalta la duda de si podrás mantener la enfermedad a raya y cuidar de tu bebé.
Recuerda que lo más importante es la salud, y para que puedas atender bien a tu hijo o hija, la primera que debe estar estupenda debes ser tú. Cuenta con el equipo médico para reajustar tu tratamiento, y con tu pareja, familia, y amigos para afrontar esta nueva etapa.
Cuidar de un recién nacido puede llegar a ser bastante exigente, especialmente si la actividad de tu enfermedad permanece alta. Mantener la enfermedad controlada y evitar la aparición de posible reactivación de la actividad, te ayudará a organizarte en esta etapa a veces no fácil, pero gratificante.
Incluso si tu enfermedad ha mejorado durante el embarazo, es probable que empeore en las semanas siguientes al parto (40-90%). Puede que la actividad de tu enfermedad se reactive (quizás de forma intensa) hasta que tu enfermedad esté controlada de nuevo. No te preocupes, con el tratamiento adecuado en el posparto conseguirás a controlar tu enfermedad. Consulta a tu reumatólogo o reumatóloga, para que valore la actividad de la enfermedad en tu caso, así como el tratamiento apropiado.
Las mujeres al dar a luz experimentan cambios hormonales que resultan en un estado emocional alterado. Esto es completamente normal y tiende a estabilizarse pasadas unas semanas. En caso de mantenerse puede ocurre lo que se conoce como “depresión posparto”, cuyos síntomas varían en intensidad y duración dependiendo de los casos.
No dudes en pedir ayuda a tu pareja, familia, amigos y profesionales de la salud durante esta etapa de tu vida, sobre todo hasta que estés habituada a los cambios. Es bueno que pidas ayuda para cuidar de tu hijo, y también para cuidar de ti, de forma que puedas descansar cuando lo necesites.
Busca el consejo de tu pediatra, del personal de enfermería, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales etc.
En cuanto a cómo coger a tu hijo, cómo vestirlo, lavarlo o alimentarlo, es bueno que adaptes tu vida a tus posibilidades en cada momento para evitar situaciones frustrantes. Intenta facilitarte las cosas al máximo.
Si tienes la oportunidad, no pierdas el contacto con las asociaciones de pacientes, porque allí podrás encontrar también buenas ideas y la ayuda y el apoyo que necesites.
Muchas mujeres que padecen la misma enfermedad que tú han podido llevar a cabo una lactancia materna con éxito, y que tú lo logres dependerá de varios factores: tu decisión personal, tu medicación, el nivel de control de tu enfermedad y de tu hijo o hija, y sus necesidades. Hay medicamentos que son compatibles con la lactancia, pero otros no deben administrarse pues pasan a través de la leche materna y podrían perjudicar al bebé.
Antes de que decidas parar o reducir tu medicación con el fin de ejercer la lactancia materna, es importante que comentes esto con los profesionales de la salud que siguen tu enfermedad. Si se tienen en cuenta las opciones de tratamiento con antelación, no tendrás que decidir entre recibir tratamiento o disfrutar de la lactancia pues existen medicamentos compatibles con la lactancia materna.
En la web www.e-lactancia.org encontrarás información sobre los fármacos en general y su compatibilidad con la lactancia materna. Además, hay grupos de lactancia dirigidos por enfermeras de pediatría y neonatología que pueden ayudarte en esas primeras semanas.
Recuerda que no hay nada de malo en considerar la lactancia mixta o lactancia artificial como opción para alimentar a tu bebé. Cuidar de tu salud es muy importante tanto si se decide optar por la lactancia materna como por cualquier otro tipo de alimentación para tu hijo. Sólo si cuidas tu salud podrás sentirte bien y así podrás atender bien a tu hijo o hija.
Si decides optar por la lactancia materna, coméntaselo a tus profesionales sanitarios.
Comenta tus opciones de tratamiento con los especialistas que tratan tu enfermedad. Si fuera necesario, hay opciones de tratamiento compatibles con esta etapa.
Consigue en la medida de tus posibilidades todo el apoyo necesario de la gente que te rodea.
Pregunta a los profesionales de salud que lleven tu enfermedad consejos en cuanto a cualquier ayuda/accesorios que te puedan facillitar en el cuidado de tu hijo (sillas de paseo, sillas para el coche, ropa con cierres sencillos tipo velcro...).