La importancia de un diagnóstico precoz hace que sea fundamental detectar esta enfermedad con los primeros síntomas, para obtener un diagnóstico precoz, y un tratamiento adecuado para cada paciente, de acuerdo al criterio clínico del especialista (reumatólogo).
Estos son los síntomas de alarma que deben indicarte la visita al reumatólogo:
- Si tienes menos de 45 años.
- Dolor de espalda que empezó despacio y aumentó gradualmente con el tiempo (más de 3 meses con el dolor).
- Dolor nocturno, que hace que tengas que levantarte.
- Rigidez matutina, que hace que el comienzo del día sea difícil…
- Dolor de espalda que no mejora con el resposo,
- Inflamación de la entesis, dedos, úvea…
- Sientes fatiga general, fiebre sin infección y no asociada a cararros. Pérdida de apetito.
Dolor que mejora con el ejercicio y empeora con el reposo. Que no mejora durante meses. Se trata de un dolor que no mejora durante meses, y que puede también afectar a las nalgas de forma bastante imprecisa, y en ocasiones de manera alternativa en uno y otro lado. Ese dolor es característico de la inflamación de las articulaciones sacroiliacas, donde se unen la pelvis y el final de la columna vertebral.
Especialmente hacia el amanecer: Si además de los anteriores indicios notas que el dolor te despierta en mitad de la noche y no mejora con el reposo.
Que cueste trabajo moverte, que dura más de 30 minutos. Las articulaciones pueden sentirse calientes, rígidas y sensibles.
Muchos pacientes se quejan de un cansancio que no atribuyen a nada especial. También suelen referir falta de apetito o sensación de fiebre aunque no sea muy alta.
Para detectar si es un dolor de espalda inflamatorio rellena este cuestionario y coméntalo con tu médico.
Este tipo de enfermedades autoinmunes son sistémicas, lo que significa que pueden afectar a otros órganos. Por lo tanto deberemos estar atentos a síntomas que no están aparentemente relacionados con las articulaciones:
- Inflamación en los ojos, en la úvea (uveítis) que se caracteriza por causar alteraciones de la visión acompañadas de dolor, no escozor como la conjuntivitis, por ejemplo. También pueden aparecer molestias relacionadas con el iris, y ambas entidades deben ser atendidas rápidamente por un oftalmólogo a fin de que no dejen secuelas en la visión.
- Entesitis o inflamación de la zona en que los tendones, ligamentos o músculos se insertan en el hueso, más frecuentemente en el talón de Aquiles o en la planta del pie. Se nota un dolor al movilizar la zona, o cuando se palpa directamente. Otras localizaciones en donde puede haber una entesitis son la cara anterior de las rodillas, la unión de las costillas con el esternón o la columna, y alrededor de la pelvis.
- Dactilitis, un trastorno conocido también como “dedo salchicha”, que puede ser aguda y dolorosa o crónica de un dedo de la mano o del pie.
- Enfermedad inflamatoria intestinal, colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn, pueden presentarse años después del diagnóstico de espondiloartritis. Síntomas como dolores abdominales, pérdida de peso sin motivo aparente o diarreas frecuentes deben alertarnos y por lo tanto, deberán ser comunicados al reumatólogo para que los tenga en cuenta.
Si tienes sospechas de que padeces esta enfermedad, no dudes en decírselo a tu reumatólogo, que podrá proponer un análisis de sangre y otras pruebas (radiografías, resonancias o ecografías) que contribuirán a confirmar o descartar un diagnóstico de espondiloartritis axial.