Las condiciones atmosféricas propias del otoño y el invierno pueden ser grandes enemigas de las personas con enfermedades reumáticas. Eso sí, el frío o la humedad no influyen en la aparición de los brotes ni en la evolución de la enfermedad. De hecho, los países nórdicos, con climas mucho más fríos que el de España, tienen la misma incidencia de enfermedades reumatológicas y la misma predisposición al dolor.
Sí es cierto que los síntomas suelen empeorar cuando bajan las temperaturas y, especialmente, es habitual que aumente la sensación de molestias y de dolor. Las personas con artrosis, por ejemplo, suelen preferir los climas secos y cálidos. En general, porque asocian las temperaturas altas a una menor sensación de dolor.
Variaciones climatológicas
Otro factor que debemos tener en cuenta es que durante el otoño y el invierno suelen producirse más variaciones climatológicas. Esos cambios de presión atmosférica afectan directamente a las articulaciones y a los ligamentos de las personas con enfermedades reumáticas. Las principales percepciones son de dolor y rigidez.
Las temperaturas bajas también suelen causar mayores problemas en nuestra circulación sanguínea, lo que, a su vez, conlleva un aumento de las molestias y el dolor en las articulaciones, especialmente en las manos y en las piernas. Asimismo, el clima propio del otoño y el invierno puede agravar o desencadenar una contractura muscular dolorosa.
En estos casos, los especialistas en Reumatología nos aconsejan la aplicación local de calor, ya sea con ropa o con una manta eléctrica. También nos recomiendan la práctica de un masaje descontracturante, así como estiramiento muscular y ejercicios de relajación.
En invierno, más sedentarismo
En general, las temperaturas agradables invitan más a hacer una vida social, en la calle, mientras que el frío y la lluvia van más asociados con una vida sedentaria, dentro de casa. En este sentido, es necesario recordar que los especialistas siempre nos recomiendan practicar ejercicio moderado, a medida y en función de nuestras necesidades y posibilidades.
Por eso, un buen consejo para esta época del año es intentar mantenernos activos, a pesar del frío y el mal tiempo. La práctica de ejercicio o de deporte, si es posible al aire libre, nos permite beneficiarnos de la exposición solar moderada.
Opciones terapéuticas
En la actualidad, disponemos de una gran variedad de opciones terapéuticas para tratar el dolor, la rigidez de las articulaciones o la hinchazón. Aparte de los medicamentos, también son muy favorables determinados ejercicios para favorecer la elasticidad y un buen estado musculoesquelético. El objetivo siempre es conseguir la mejor calidad de vida posible.
En la actualidad, las asociaciones de pacientes, entre otras entidades, organizan una serie de actividades durante todo el año para animar a todos a practicar deportes adaptados, como el senderismo. También planifican visitas culturales, charlas informativas, etc.
En todo caso, y con todas las precauciones posibles, debemos saber que esta época del año tiene su parte positiva y que, en muchas ocasiones, el frío también puede resultar beneficioso para nuestro cuerpo. Es buena época, por ejemplo, para intentar mantener unos hábitos de vida saludables y eliminar, en la medida de lo posible, prácticas nocivas como el tabaquismo o el abuso de comidas poco saludables, un consumo excesivo de alcohol, etc.