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Alimentación y enfermedades reumáticas: equilibrar los excesos de las celebraciones

Con el comienzo de este año tan esperado y aún tan cargado de incertidumbre debido a la pandemia del coronavirus, son más importantes que nunca las miradas optimistas y los buenos propósitos.

Las celebraciones pasadas no han sido muy convencionales y hemos tenido que limitar reuniones, aunque, en forma reducida sí hemos podido participar de comidas y cenas con algún que otro exceso. Por eso es importante poder recuperar las rutinas que nos ayudan a estar mejor.

Enfermedades reumáticas y hábitos saludables

Las enfermedades reumáticas se encuentran entre las patologías que causan mayores problemas en el día a día de las personas y en su calidad de vida. La artritis reumatoide, la artritis psoriásica y la espondiloartritis son enfermedades crónicas que requieren un tratamiento continuo.

El tratamiento farmacológico es fundamental, pero también existe una serie de hábitos saludables que contribuyen a controlar la enfermedad y normalizar múltiples aspectos de la vida. Además de la actividad física y el descanso, la alimentación es un pilar fundamental para la salud en general y la salud de las personas con enfermedades reumáticas, en particular.

Alimentación después de Navidad

Las celebraciones suelen ir acompañadas de grandes comidas y largas sobremesas en las que abundan los platos altamente calóricos, los dulces y las bebidas alcohólicas. Es normal cometer algún que otro exceso, pero se hace necesario volver a una pauta dietética saludable que contribuya a controlar mejor los síntomas de la enfermedad reumática.

Los estudios señalan cómo ciertos patrones alimentarios −por ejemplo, la dieta mediterránea pueden tener efectos positivos y procurar una mejora de los síntomas en pacientes con enfermedades reumáticas.

En estas dietas beneficiosas abundan alimentos como frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, pescado (incluyendo pescado azul), frutos secos, y aceite de oliva virgen.

Los alimentos con componentes proinflamatorios (como los ácidos grasos saturados o el gluten) deben estar limitados en la dieta. Por otro lado, los alimentos ricos en compuestos con efecto antiinflamatorio, como la fibra, la grasa omega 3 o algunos polifenoles y antioxidantes, deberían estar siempre presentes.

Alimentos clave para pacientes con enfermedad reumática

La dieta que se recomienda para los pacientes con enfermedades reumáticas no difiere mucho de la que se recomienda para la población general. En cualquier caso, existen algunos alimentos y nutrientes en los que hay que hacer hincapié: 

Frutas y verduras

Al menos, se deben tomar cinco raciones de alimentos vegetales al día (3 de verduras y hortalizas y 2 piezas de fruta).

El consumo de frutas y verduras presenta múltiples beneficios para la salud, relacionados en gran medida con su aporte de vitaminas, minerales y fibra y sus propiedades antioxidantes.

Pescado

El pescado debe estar presente en la dieta 3 veces a la semana, especialmente pescado azul, rico en grasa omega 3. La carne, si está presente, debe ser baja en grasa.

Legumbres

Legumbres más de 2 veces por semana (judías, garbanzos, lentejas, soja…). Aportan proteínas vegetales, fibra, vitaminas y minerales. Además, se pueden preparar de muchas maneras.

Cereales y derivados

Cereales integrales: trigo y derivados (pan, pasta, etc.), arroz, avena, maíz, etc.

Se recomienda la ingesta de 3-4 raciones al día de cereales integrales y derivados. La ingesta de azúcar y los edulcorantes deben excluirse de la dieta.

Aceite de oliva virgen

Para cocinar y aliñar.

Los efectos beneficiosos del aceite de oliva virgen extra sobre las enfermedades reumáticas se vinculan a su composición de ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, y a su alto contenido en polifenoles y en vitamina E. Todos estos nutrientes presentan actividad antiinflamatoria.

Frutos secos y semillas

Se recomiendan una o dos raciones al día.

Se trata de alimentos ricos en grasas insaturadas, proteínas, vitaminas, minerales y fibra. Los frutos secos también son ricos en arginina (precursor del óxido nítrico), ácido fólico, vitamina E, polifenoles antioxidantes, fitoesteroles y otros compuestos fitoquímicos.

Especias

Las especias son ricas en sustancias vegetales antioxidantes que pueden contribuir a disminuir la inflamación como por ejemplo, la cúrcuma. Además, su utilización permite disminuir el uso de la sal para condimentar.

 

Gluten y enfermedades reumáticas

Las enfermedades reumáticas se asocian con un mayor riesgo de diversas enfermedades autoinmunes, como la enfermedad celíaca. Parece ser que ambas situaciones patológicas comparten algunos mecanismos inmunológicos.

La enfermedad celíaca se caracteriza por una respuesta inflamatoria del intestino delgado ante la presencia de gluten, una proteína que se encuentra de forma natural en algunos cereales como el trigo, el centeno y la cebada.

Algunos estudios muestran que una dieta sin gluten puede determinar ciertos beneficios en pacientes con artritis reumatoide y otras enfermedades reumáticas, aunque la evidencia no es concluyente.

En caso de personas con enfermedades reumáticas y enfermedad celíaca confirmada, sí está indicada una dieta sin gluten.

La importancia de la flora intestinal o “microbiota”

El cuerpo humano está colonizado por multitud de microorganismos, principalmente en la parte final del tracto gastrointestinal. A partir de la fermentación de la fibra dietética que nuestro cuerpo no puede digerir, las bacterias del colon producen ácidos grasos de cadena corta como el acetato, propionato y butirato.

Estas sustancias afectan favorablemente a las células del colon, promoviendo la inmunidad de la mucosa intestinal y la protección contra la colonización por microbios patógenos.

La alteración en la composición de la microbiota intestinal parece estar relacionada con la aparición de varias enfermedades, entre las que se cuentan los trastornos inflamatorios crónicos.

En las enfermedades reumáticas, la modificación en la microbiota intestinal puede inducir procesos inflamatorios autoinmunes relacionados con la progresión de la enfermedad. De este modo, tiene lugar un desequilibrio entre bacterias beneficiosas y perjudiciales, produciéndose la reducción de Bifidobacterias y el aumento de especies oportunistas como Enterobacterias y Staphylococcus.

Dieta y microbiota

La dieta juega un papel fundamental en la composición de la microbiota. La reducción de la ingesta de fibra de la alimentación actual debida a un escaso consumo de alimentos de origen vegetal conlleva la pérdida de su diversidad y de muchas de sus funciones beneficiosas. Para revertir esta situación se recomienda aumentar el consumo de alimentos poco refinados y procesados, así como aumentar el consumo de vegetales. Se incluirían aquí verduras, frutas, legumbres, cereales y semillas.